Ya os hablé de la experiencia que tuvimos con el coche MINI Club Man en el blog. Una de las escapadas que hicimos fue a Nerja para ver sus playas y el Balcón de Europa. La luz, la brisa, el sonido del mar, las vistas, entre muchas otras cosas te hacen vivir momentos especiales. Nerja es un pueblo con mucha vida, lleno de gente y de turistas, entre los que nos encontrábamos nosotros.
Allí nos tomamos el primer helado de la temporada todos juntos, disfrutando del ambiente del lugar.
Después de tomarnos el helado bajamos a la playa para ver de cerca el mar.
Estuvimos durante un rato viendo cómo las olas rompían en las rocas de la playa y cómo éstas quedaban cubiertas de espuma blanca. El mar tiene un efecto relajante y a la vez hipnotizante que atrapa tu atención. A los niños les encantó.
Subimos de vuelta arriba y dimos un paseo por “El Balcón de Europa”, un mirador que está justo en el centro del pueblo.
Debe su nombre a Alfonso XII, que visitó Nerja en 1885 y quedó fascinado por las vistas. Parecía que Europa terminaba ahí y más allá comenzaba África.
Y allí nos encontramos una estatua de Alfonso XII para homenajear a quien le dio nombre al lugar.
Otro de los monumentos más importantes son las Cuevas de Nerja, que fueron descubiertas en 1959. Allí se encuentran las pinturas rupestres más antiguas de la humanidad con 42 mil años. Y con esta escultura se conmemora el 50 aniversario de su descubrimiento.
El día que visitamos Nerja se celebraba la “Noche en Blanco”, noche cultural con diversas actividades artísticas y actuaciones musicales y de baile. Con lo que el bullicio que allí había era aún mayor.
Os recomiendo que la visitéis. No importa en qué momento del año vayáis. Nerja tiene algo que encandilará a toda la familia.
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